La escena pop cerró con broche de oro la década de los noventa con el desorbitante debut de la entonces joven estrella Britney Spears y su mash hit “Baby One More Time” mientras que la industria musical en Latinoamérica también se despedía de una era por todo lo alto con el talento de una mujer que con su voz y sus letras prometía alcanzar la cima del éxito; su nombre era Shakira.
Para ella y para la industria latina quedaría marcado el 12 de agosto de 1999; fecha en la que la cantante originaria de Barranquilla, Colombia grabó su MTV Unplugged; formato clásico del canal de televisión homónimo que se convirtió en su primer álbum en vivo.
La colombiana, arribó al escenario del Grand Ballroom del Manhattan Center Studios (Nueva York) para repasar en estricto directo, gran parte de los temas que incluyó un año antes en su tercera placa de estudio titulada ¿Dónde están los ladrones? (1998) y rescatar “Estoy Aquí” como la única pieza de su anterior proyecto discográfico Pies Descalzos (1995).
La artista marcó la dirección del proyecto – musicalmente hablando – junto a Tim Mitchell, productor que conoció gracias a Emilio Esteban y que se convertiría en uno de sus colaboradores de cabecera en los próximos años. Con él, la colombiana dio nuevos arreglos a sus composiciones y transformó otras totalmente como “Ojos Así” en su versión árabe o los acordes con mariachi para “Ciega, Sordomuda” que ofreció para la ocasión.
La grabación de este “desenchufado” haría historia. Shakira se convirtió en la primera solista de habla hispana en grabar el formato unplugged; recital que vio la luz en febrero del año 2000 y que se convirtió en un éxito sin precedentes que haría eco más allá de las latitudes de Latinoamérica. Por ello, el unplugged de la colombiana sería el primer concierto grabado por un artista latino en ser transmitido en la versión anglosajona del canal (Estados Unidos y varias redes europeas).
Con su unplugged, la joven intérprete firmaba con letras doradas su nombre y se unía a las leyendas de la música luego de años de tocar puertas y defender su propuesta musical en el competido mercado latino. Años de opiniones divididas respecto a su talento ya que mientras algunos la consideraban una verdadera prodigio musical, sus detractores condenaban su carrera como efímera y los logros alcanzados por esta habían sido sólo “golpes de suerte”.
El éxito de este material no sólo se midió en raiting o ventas de discos; el reconocimiento máximo para la cantante llegó en 2001 en la entrega de los Grammy donde recibió su primer gramófono dorado al Mejor Álbum Pop Latino. A la ceremonia, Shakira acudió luciendo una melena rubia y una figura más estilizada producto de los primeros pasos de su evolución estética que tenía como objetivo su crossover en el mercado anglo con el que sería su siguiente álbum; el multi-ventas Laundry Service.
A partir de eso, Shakira se unió a figuras como Ricky Martin y Gloria Estefan como embajadores de la música latina en un momento donde los ritmos latinos no tenían gran impacto o relevancia a nivel mundial como ocurre en la actualidad. Y con eso, alcanzó las glorias del éxito internacional encabezando los principales charts, colaborando con grandes figuras como Alejandro Sanz, Beyoncé, Gustavo Cerati, Rihanna…
El en marco de su vigésimo aniversario, la propia artista recordó (en tercera persona) dicha efeméride en sus redes con una instantánea donde se aprecia su look pelirrojo que lució en la grabación del disco. Cantantes, personalidades y los miles de seguidores de la barranquillera celebraron el post y recordaron con nostalgia aquel álbum que, nos invita a escucharlo de principio a fin; un álbum que contrasta con los trabajos más recientes de la propia intérprete y no precisamente por el paso del tiempo, sino por la calidad en sus líricas, en sus sonidos, en su imagen.
Por qué hace veinte años, Shakira luchaba por dejar huella en la industria al tiempo en que hacía conexión con un público que empatizaba con los temas que esta plasmaba sus canciones, temas que iban desde lo sentimental a la introspección o la protesta social. Una Shakira desaliñada que no encajaba en los cánones de belleza del pop y que se negaba a renunciar a su esencia artística…
¿Dónde quedó esa Shakira?